miércoles, 8 de junio de 2011

MIS SOPAS FRÍAS DE VERANO

     Puede que sea, porque cocinar es una de mis aficiones favoritas, pero tengo que reconocer que uno de los mayores placeres de mi vida y que más satisfacciones me ha proporcinado, ha sido y sigue siendo, sentarme a la mesa con mi familia y amigos.
Disfrutar con una buena comida que he preparado con cariño, con esmero y alargarlo en una buena sobremesa, ya sea invierno al lado de la chimenea, o  verano al lado de la piscina, para mí, NO TIENE PRECIO.

Creo que no hace falta decir que jamás compro comida ya cocinada ni comida precocinada, aunque he de reconocer que en alguna ocasión y ante la
insistencia de mi carnicero y mi pescadero, he comprado algún empanado casero preparado por ellos pero en casa siempre han reconocido, al primer bocado por cierto, que no era elaborado por mí. Lo mismo me ocurre con otros alimentos como el tomate frito si es de bote. ¡Vaya un paladar selecto que tienen todos!

     Es por eso que nace éste artículo y aviso que no será el único que trate de cocina o gastronomía, ya que es uno de los temas que más me apasionan. Aprovecho para deciros que aún ando madurando la idea de abrir una sección mensual dedicada a ello. Ya veremos.

Ahora que llega el verano, las altas temperaturas y el calor, hay que ir empezando a cambiar los primeros platos de comída caliente del invierno para dar paso a platos refrescantes, hidratantes, más ligeros, ricos en antioxidantes y preparados con alimentos de temporada. Precisamente por la influencia del clima, la gastronomía andaluza  ha creado a lo largo de los tiempos una variada gama de sencillas recetas, que elaboradas con una materia prima de primera calidad como son los productos del campo andaluz, las convierten en exquisitos platos.
     Éste artículo, no va destinado tanto a ofrecer las cantidades y elaboración de cada comida que se nombre, sino a dar a conocer y comentar cada una de ellas.
Está claro que quién esté interesado, puede encontrar la receta en internet.
     Lo primero que quiero dejar muy claro es que es imprescindible UTILIZAR SIEMPRE ACEITE DE OLIVA, a ser posible, aceite de oliva virgen extra. Si se utiliza otro tipo de aceite el plato no sólo cambia su sabor, sino que pierde su identidad.
     Esta primera entrega va dedicada a cuatro sopas frías típicas andaluzas conocidas a nivel internacional.

    EL GAZPACHO: Es una sopa fría elaborada con pepino,  ajo,  pimiento, (a mí me gusta el rojo porque le aporta un ligero toque dulce  distinto al del pimiento verde)  miga de pan duro,  aceite de oliva virgen,  sal,  vinagre,  agua, cebolla (opcional) y  mucho tomate -de rama a ser posible-. Toda la vida he visto como  mi madre, abuelas y tías, al pelar el pepino, le dejaban trozos de su piel a lo largo y por más que  preguntaba no me he podido enterar para qué servía esto hasta hace poco, cuando un hortelano me explicó que se hace para que el pepino no se repita y os aseguro que funciona.
Todo se tritura con la batidora o la Thermomix,  -aunque en su origen se hacía a mano con el mortero- después se pasa por el chino o se cuela y se deja enfriar en el frigorífico. Se sirve en cuencos y se acompaña de pepino y pimiento verde o rojo picado pequeño, pan a cuadraditos y tomate a dados.
Mi amiga Irene le pone su toque particular y se lo come acompañandolo con boquerones fritos.
Como en Andalucía hace mucho calor, también se prepara añadiendole más cantidad de agua, para que sea más ligero, y se deja en una botella en el frigorífico para beberlo. Es un estupendo reconstituyente natural.
Recuerdo que mi madre y mis abuelas hacían el "GAZPACHO DE SEGAOR" pero ya no conozco a nadie que lo prepare, no sé porqué se ha perdido con el tiempo. Se tomaba de postre y llevaba pepino, tomate y manzana  picados, aceite de oliva virgen, sal, vinagre y bastante agua fría que lo cubriera porque se comía con cuchara añadiendole trozos de pan duro picados.
Existe otra variedad de gazpacho de invierno que ya conoceremos en otra ocasión.
     La cocina moderna ha creado otras variedades de gazpacho más sofisticadas que también son muy ricas: de cerezas, de melón, de remolacha, de lechuga o de sandía.

     EL AJO BLANCO: Típica sopa fría de origen malagueño se elabora con almendras crudas, ajos, miga de pan, agua,  sal, vinagre y aceite de oliva virgen extra. Hay que empezar triturando las almendras con los ajos hasta hacer una pasta, después se van añadiendo los demás ingredientes y es fundamental incorporar el aceite en hilo fino para que ligue perfectamente. Debe de quedar con un destacado sabor a ajo, aunque esto va en el gusto de cada uno. Al igual que el gazpacho, en sus orígenes se utilizaba el mortero para triturarlo todo. Se sirve muy frío y acompañado con uvas de moscatel.
Mi amigo Vicente lo prepara sólo con pan, sin almendras y lo acompaña de trozos de tomate y de pan.
La cocina moderna ha creado otras variedades haciendolo de piñones, de cerezas o de coco. Además le ha añadido otro tipo de acompañamientos como mojama, uvas pasas, brevas (delicioso), caviar (exquisito), cigalas o langostinos.

     EL SALMOREJO: De origen cordobés, es más una crema que una sopa fría ya que es más espeso que el gazpacho. Los ingredientes son tomate maduro, pan duro, aceite de oliva virgen, ajo y sal. Se puede añadir vinagre si os gusta, pero la receta original no lo lleva. Yo, si decido ponerle vinagre, lo utilizo de vino de Montilla-Moriles que es un vino cordobés con denominación de origen al igual que el vinagre. Se tritura todo y debe de quedar con la textura de una mayonesa y si se quiere dejar más clara se le añade más tomate. Al igual que el gazpacho y el ajo blanco, en su origen se utilizaba el mortero para triturarlo. En la receta antigua se recomendaba dejar los ingredientes durante dos horas en maceración.
Se come con pan y al servirlo se incorporan unas gotas de aceite. Se acompaña con migas de atún, tortilla de patatas, taquitos de jamón serrano y huevo duro.
La cocina moderna le ha incorporado remolacha junto con el tomate y otros acompañamientos como espárragos, melva en aceite, langostinos, cigalas, caballa en aceite, queso de cabra o bacalao ahumado (exquisito).

     LA PORRA ANTEQUERANA: Su origen está en la malagueña ciudad de Antequera, aunque también se disputa su origen la ciudad de Archidona y al igual que el salmorejo es más una crema fría que una sopa. Se elabora con tomate maduro, pimiento verde,  ajo,  pan duro,  sal y aceite de oliva virgen.
Como se puede ver es casi igual que el salmorejo y de hecho, mucha gente se cree que es la misma receta con distinto nombre, pero la diferencia está  en el pimiento verde (aunque también admite el rojo).
Se trituran todos los ingredientes hasta dejar una textura de crema. Al igual que las anteriores recetas, antiguamente  se machacaban todos los ingredientes en el mortero. Se come con pan y se puede acompañar con pepino picado,  tomate a dados, bacalao salado desmigado, aceitunas, huevo duro y  jamón serrano.

     Todos estos platos nacieron de la mano de los campesinos que trabajaban en el campo, que necesitaban comidas frías y energéticas  para poder trabajar y soportar el intenso calor de Andalucía en verano y que utilizaban para cocinar los ingredientes que tenían a mano en sus cortijos,  incluyendo el pan que compraban  para varios días y que aprovechaban así cuando se ponía duro.

     Espero que disfruteis elaborándolos y sobre todo, saboreándolos.



            Hasta la próxima semana.

1 comentario:

  1. Una interesante variante del ajoblanco consistiría en añadir una generosa cantidad de piñones o sustituir las almendras por estos. Queda extraordinario.

    ResponderEliminar