jueves, 15 de noviembre de 2012

A MIS QUERIDOS PADRES

     La verdad es que tenia pensado otro tema para el artículo de hoy, pero cuando me he sentado a escribirlo, me ha salido del alma dedicarselo a mis queridisimos padres.
     Desde que ellos faltan, rara es la noche que no sueño con ellos y eso me encanta. No sabeis como disfruto cuando en mis sueños me voy de compras con mi madre, o cocinamos juntas. No sabeis lo feliz que me hace darle un beso a mi padre cuando sueño y siento el contacto de su piel y hasta de su barba. Es curioso, porque mientras que sueño con ellos, soy consciente de que estoy soñando, y me digo a mi misma que siga ese sueño y que no me despierte aún porque los veo tan claramente, hablo con ellos tan naturalmente, que me siento completamente feliz.
      Hoy ha sido otra de esas noches en que he estado comiendo en casa de mis padres y después mi madre y yo nos hemos sentado a hablar de nuestras cosas y me he sentido tan bien, tan a gusto, que cuando me he despertado he seguido durante un rato recordando ese sueño y disfrutandolo y llorando mientras que lo recordaba. Llorando pero sin pena, sin amargura, sin dolor, llorando con la serenidad de sentirme afortunada por haber tenido los mejores padres del mundo y por sentirme arropada y querida por ellos aunque ya no esten a mi lado.

     La verdad es que tener unos padres que no le temen a la muerte, que la tienen asumida desde el primer dia de su vida, que se enfrentan a ella con la naturalidad propia de un auténtico cristiano que deja su vida en manos de Dios y que creen fielmente que en esta vida estamos de paso hacia la vida eterna es algo grande para un hijo, porque te transmite tranquilidad, seguridad cuando piensas en ellos y te hace sentirlos siempre cerca, cuando miras hacia el cielo y sabes que allí arriba, en algún rinconcito, ellos estan mirandote.

     Es curioso, porque cada día, cuando pienso en ellos o cuando me sucede algo bueno... o no tan bueno, mi reacción siempre es la misma: Miro al cielo y le lanzo dos besos con la mano a mis padres. Con esos besos les digo que los quiero, o les doy las gracias por algo, o les digo que estoy triste o les pido ayuda, o sencillamente les digo que en este momento me estoy acordando de ellos. Además me da igual estar en la calle o en casa, en una tienda o en el coche, el caso es que tengo una amiga que cuando lo hago me dice que si no me da verguenza lo que pueden pensar de mi los que me ven, que diran que estoy como una cabra, poniendome a tirar besos al cielo así de pronto. Pero a mi me da igual, me sale del alma y por eso lo hago.

     Siento que ellos siempre estan a mi lado y por eso, el sentido de este artículo no es otro que decirles a mis padres que los quiero. Que me siento muy orgullosa de ellos. Y que gracias por quererme tanto.



                                          Hasta la próxima semana.

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